Historias
21/01/2025

Mi hijo sabe que lleva consigo algo mío y lo cuida muchísimo

Miguel Valderrama.

“La primera batalla que vivimos con mi señora, Edith, fue para transformarnos en padres. Durante ocho largos años luchamos por ello, hasta que finalmente llegaron nuestros hijos Vicente y Agustín, mellizos nacidos por reproducción asistida.

Está demás explicar lo inmensamente feliz que me sentí con su nacimiento. También está demás explicar el dolor que me generó darme cuenta que Agustín no se estaba desarrollando al igual que su hermano y que algo malo le estaba pasando. 

Después de varias opiniones médicas, nos dieron un diagnóstico certero. Agustín tenía un riñón inutilizable y el otro funcionado a un 20% de su capacidad. A los seis meses de vida ya estaba hospitalizado de urgencia y comenzaba así una segunda batalla familiar.

Una red de contención

Pero en los peores momentos uno encuentra la verdadera ayuda. Como Corporación MATER, que se transformó en una importante red de contención para nosotros, llegando más allá de lo que nos podía entregar un hospital. 

Ellos nos dieron un cimiento importante, junto al Hospital Sotero del Río, lo que sumado a la rigurosidad en el tratamiento que seguimos con mi esposa, nos permitieron tener a Agustín por varios años sin necesidad de diálisis. Aunque de igual modo, debió pasar por más de una cirugía en su condición de enfermo renal crónico.

A los 4 años comenzó con peritoneo diálisis y comenzamos también a pensar en un trasplante. Yo siempre me postulé como candidato para ser donante. Nunca dudé de esa decisión, ni me cuestioné las consecuencias. Era algo que debía y quería hacer.

Fanático de las naranjas 

Una arteria desconectada del resto de su cuerpo nos hizo pasar susto. Mucho susto. Pero ya pasó un año desde el trasplante y puedo decir que es otro Agustín. Tiene otro color, otra energía. Puede disfrutar del fútbol y también comer naranjas, que se transformaron en su fruta favorita desde entonces.

Mi hijo sabe que lleva consigo algo mío y lo cuida muchísimo. Me saco el sombrero por él, porque tiene muy clara su condición y la importancia de seguir el tratamiento médico y farmacológico al pie de la letra.

Ganamos otra batalla con este trasplante, pero como familia nos quedan muchas más todavía. Lo fundamental es que tenemos los cimientos para seguir adelante como pareja junto a nuestros tres hijos. Sí, tres, porque luego de los mellizos llegó Julián. Un embarazo natural que nos sorprendió y nos hizo más felices todavía”. 

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