“No practico ninguna religión, pero siempre he tenido mucha fe. Mucha fe en Dios y en la Catita, mi hija. Ella nació con sus riñones malos y al poco tiempo debieron quitarle uno. Antes de su primer cumpleaños ya había pasado once veces conectada a un respirador mecánico. Frente a eso temíamos lo peor, pero siempre se aferró a la vida. ¿Cómo no tener fe en ella entonces?